4/12/15

Horóscopo

¿No crees que deberías hacer algo para cambiar lo que es tu mayor virtud pero también tu mayor defecto? Cáncer, tu dureza, la dureza de tu caparazón, es un arma de doble filo que tendrías que saber utilizar mejor. Ese caparazón te protege de cualquier cosa, te sirve de aislamiento cuando te retiras del mundo, te permite esconderte de las miradas de los que crees que te han hecho daño, ahí dentro ni les ves ni les oyes. 

Que todo el mundo te deje en paz, piensas. Pero tener un caparazón así, tan protector, tan duro, tan inmune al exterior, hace que confíes demasiado en él para que te solucione la vida, en vez de salir a pelear tú a pecho descubierto. De alguna forma, tenerlo te hace más débil, cuando tú crees que es el escudo de todas tus batallas. Y lo es, Cáncer, lo es, pero tú debes ser fuerte por dentro de ti, no dentro de tu caparazón. 

Es indiscutible que tu caparazón es tu seña de identidad, y que ya lo quisieran muchos para sí, pero utilízalo mejor, sácale todo el partido posible.

Quiérete más a ti mismo, y cuando veas tus limitaciones, asúmelas, como todos, en vez de correr a esconderte en las faldas de tu coraza. No te escondas tanto en él, úsalo para descansar, para estar en silencio, para cuando quieras estar solo, pero no para esconderte de nadie, cuando además, por mucho que te escondas, vete a saber de quien, te llevas siempre contigo a tu principal enemigo, que eres tú mismo. 

Tu te destruyes, tu tienes el poder de sanarte. Esa cantidad de contradicciones que hay en ti es la que deberías convertir en una suma de ventajas, si no puedes luchar contra tu enemigo, únete a él, y que tus pinzas sean para sujetarte cuando la tierra se mueve, en vez de para engancharte a quien no se lo merece; y que cuando andes hacia atrás sea para tomar impulso o para recoger a alguien que te importaba y se ha quedado atrás. 

Y que si eres capaz de salir adelante cuando todo parece estar perdido, saques la misma fuerza para cuando te vienes abajo, no quedarte ahí. 

Cáncer, lo que no puedes hacer es vivir siempre en ese drama, siendo tan duro por fuera, tan blando por dentro. Como esos galanes de telenovela. Eso está desfasado. 

Hay que ser fuertes, y sensibles también, pero hay que equilibrar. No puedes soportar sol, viento, calor y frío sin que se mueva un pelo de tu caparazón, y luego venirte abajo en cuanto alguien no te apoya, o te dice algo en mal tono o ha salido la luna. 

Y el colmo de todo, sin menospreciar tu dolor, es que eres más fuerte de lo que imaginas, pero te pueden tus emociones. Te ponen al borde y lloras, y no son lágrimas de cocodrilo. Sécatelas y ríete a lo grande, porque al final, todo vendrá cargado de sorpresas.