7/8/15

Ser humano

Uno es ser humano antes que todo. Ni medico, ni electricista, ni mago, ni escritor, ni músico, ni artista, ni farero… Ni padre, ni madre, ni devoto, ni amante, ni corazón roto, ni rico, ni pobre, ni humilde, ni mediocre, ni soberbio actor… Uno es ser humano a pleno.

Y esto no debe ser ninguna excusa, todo lo contrario. El compromiso de ser un ser fundamentalmente humano es atronador. Hay que esforzarse, y esforzarse mucho para no caer en los tópicos, en las culpas, en los victimismos.

Ser humano radica en el equilibrio, en la armonía de tu parte derecha y tu parte izquierda, en todas las puntas de todos tus vértices, en todas las sogas de todos tus limites, en toda tu piel. Radica en ser un equilibrista con alerta continua y agotadora todos los días. Es ser tu mismo sin cargas en la espalda, sin remordimientos, sin ego, sin mente, sin sombra… Ser tu como a punto de nacer o como a punto de morir.

Asique cuando alguien se escuda por algo que no está del todo bien diciendo “al fin y al cabo soy humano” solo puede esperar a que comprenda que precisamente, por ser humano, no debería darse la espalda ni ponerse trampas. Si, ya sé que el miedo es humano, pero la conciencia lo es más.

Asique soy un ser humano sobre, después de, y antes que todo y antes que nada. Con errores y un mundo injusto que nos pone a prueba. Pero no olvido que mis victorias y mis reveses están en mis manos y no en las de otros, y será por eso que no pierdo la fe en el ser humano por más desastres que causen, y será por eso que sienta felicidad cuando veo lo maravilloso que puede llegar a ser. Como la vida misma.

Asique cada vez que te aprieten el corazón estas dos palabras hacia un lado o hacia el otro, piensa que no eres nada y que lo eres todo a la vez. Que al fin y al cabo eres eso: un ser humano.